27 mar 2020

Cómo afrontar los riesgos psicosociales derivados del coronavirus

El coronavirus no es solo una pandemia física sino también psicológica. 

En el ámbito laboral, pasado el primer momento de impacto y cuando el tele-trabajo ya está en marcha, llega una segunda fase de preocupación para las empresas marcada por el estrés y los posibles riesgos psicológicos que esta realidad puede provocar entre los trabajadores.

Sabemos que la incertidumbre y el aislamiento ante cualquier situación, no solo frente a la actual epidemia, generan en nosotros reacciones emocionales que pueden variar tanto en su naturaleza como en su intensidad: miedo, ansiedad, desconfianza, ira, irritabilidad, tristeza, desesperación e impotencia son algunos ejemplos.

Estas reacciones emocionales y las manifestaciones fisiológicas que las acompañan (fatiga, cambios en el apetito, cambios en el sueño, dolor de cabeza…) impactan a su vez en nuestros pensamientos y percepciones, que se vuelven mucho más catastróficas y que hacen que nos resulte difícil concentrarnos, poner nuestros pensamientos en orden, mantener nuestra atención, tomar decisiones, pensar en planes a futuro.


¿Cómo podemos actuar?

Hay que poner en marcha todas las ayudas posibles para reducir el impacto psicológico de la situación del coronavirus:
  • Escuchando las preocupaciones, temores y reacciones de los empleados;
  • Transmitiendo buenas prácticas y estrategias como obtener el nivel correcto de información y mantenerse actualizado para poder dar respuestas fiables a sus propios trabajadores;
  • Aplicando medidas de prevención y protección;
  • Desarrollando condiciones de trabajo adecuadas;
  • Organizando un tele-trabajo eficiente; y sobre todo implantando programas de apoyo y asistencia psicológica a los empleados, ya que pueden ser una de las soluciones más eficaces.

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