La ergonomía como sistema de seguridad
Cuando hablamos de seguridad en un vehículo, diferenciamos entre seguridad pasiva y activa. En el primer caso, encontramos aquellos elementos cuyo objetivo es minimizar en lo posible los daños causados en caso de accidente. Entre ellos están algunos básicos como el cinturón de seguridad o el airbag y otros más complejos como el interruptor inercial o la llamada de emergencia automática.
Por otro lado tenemos los elementos de seguridad activa, destinados directamente a evitar sufrir un accidente. Entre ellos podemos encontrar desde imprescindibles como los faros o los frenos a otros más sofisticados como el detector de peatones o la alerta de cambio de carril.
En este último grupo debemos incluir también la ergonomía de los distintos elementos, pues puede ayudarnos a reducir la probabilidad de que suframos un percance. Y lo hace de tres formas distintas:
Reduciendo la fatiga: Un 30% de los accidentes de tráfico se producen por problemas derivados del cansancio. Una mayor ergonomía en los elementos hace que vayamos más cómodos al volante, y con ello conseguimos que nos cansemos menos en los trayectos largos, y que tengamos menos posibilidades de sufrir tirones o agarrotamientos.
Dando más libertad de movimientos: Una correcta ergonomía nos asegura que podamos mantener una posición correcta y tener el volante, los pedales y los mandos accesibles.
Evitando distracciones: La distracción es la primera causa de siniestralidad en nuestro país. La integración de muchos controles en el volante y la reubicación de otros en sitios más accesibles han conseguido que prácticamente no tengamos que apartar la vista de la carretera.
Más datos sobre la importancia de la ergonomía en los vehículos en https://www.motorpasion.com/espaciotoyota/que-automovil-evoluciona-ergonomia-total
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