Hoy destacamos el proyecto que ha desarrollado Sheila
Bermúdez, estudiante de Diseño y que ha sido tutorizado por el profesor de
Ergonomía, Antonio Bustamante.
Una de las típicas sillas de plástico inyectado, presente en
numerosas aulas, sirve como modelo y se transforma al enfundarle el cojín BAGK.
Un cojín que reedita la postura corporal y resuelve posturas patógenas. Gracias
a las correas que incorpora puede adaptarse a prácticamente cualquier silla.
Estas correas sirven además para plegarlo de forma que pueda llevarse como una
bolsa.
Sheila explica: “Tras un análisis de las posturas en el
ámbito de los espacios de trabajo, hemos detectado que los usuarios de
mobiliario para oficinas y centros educativos acostumbran a adoptar posturas
patógenas.”
Este proyecto trata de desarrollar un objeto transportable
que pueda adaptarse a cualquier tipo de silla y que corrija la postura del
usuario, proporcionando de esta manera una mayor comodidad y garantizando la
salud de las personas.
Existe una gran variedad de sillas diseñadas para corregir
la postura del usuario, pero son caras y no se usan en la mayoría de espacios
de trabajo y al final se acaba haciendo uso de un mobiliario que no está
pensado para pasar largas horas sentado, y por tanto, no se usa correctamente.
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