En esta entrada queremos hacer un breve
recordatorio de los puntos clave que todos debemos recordar acerca de la
protección de la salud de los trabajadores expuestos al frío y de los Equipos
de Protección Individual que se utilizan habitualmente en estos entornos.
1.
Tres parámetros a tener en cuenta: Temperatura, viento
y humedad. Para evaluar el riesgo por frío, debemos tener en cuenta que no sólo
la temperatura, sino que también la velocidad del viento y la humedad presentes
influirán en el balance térmico que nos permitirá determinar si los
trabajadores pueden sufrir daños a la salud como consecuencia de exposición al
frío.
2.
Hay que tomar en consideración las particularidades de
la tarea… El calor metabólico generado por el propio organismo también juega su
papel en el balance térmico que debemos realizar en nuestra evaluación.
En el caso de la protección contra el frío, un aislamiento térmico excesivo
provocará la sudoración del trabajador, lo cual puede agravar las consecuencias
de la exposición al frío. Otro factor a tener en cuenta es la posibilidad de
que la tarea a realizar suponga la exposición a temperaturas cambiantes a lo
largo de la jornada laboral.
3.
No nos olvidemos del trabajador. A fin de
cuentas, son ellos/as las que desempeñan la tarea, quienes están expuestos/as
al riesgo, y quienes llevan el EPI. Ahora sabemos que algunas endocrinopatías
pueden favorecer la hipotermia en determinadas circunstancias. También hay que
tener en consideración que el consumo de determinados medicamentos pueden
afectar la función de regulación térmica del organismo. Todo ello deberá ser
tenido en cuenta a la hora de evaluar el riesgo por frío.
4.
Los efectos del frío van más allá de los estornudos y
el catarro. Una temperatura ambiente inferior a 5 °C, puede tener efectos
directos sobre la salud de los trabajadores expuestos. Además de los efectos
que se conocen popularmente, hay evidencia documentada de que el frío puede
fomentar la aparición de trastornos musculo-esqueléticos (primera causa de baja
laboral temporal), provocar hipersensibilidad y alergia al frío, propiciar la
aparición de afecciones respiratorias (asma, bronquitis, etc.),
cardiovasculares, articulares y digestivas, y un largo etcétera que culmina con
la hipotermia, poniendo de manifiesto así la importancia de ofrecer una
protección eficaz frente a este agente.
5.
El riesgo se combate con un EPI (y no, no vale con un
simple abrigo). En caso de que se determine que existe un riesgo, deben aplicarse
las medidas preventivas de índole organizativa, técnica o de cualquier otra
naturaleza para neutralizar el riesgo, o para reducirlo a límites admisibles.
Pero, si tras ello el riesgo persiste, debemos usar un EPI y nos referimos a
cualquier prenda de abrigo (por buena que ésta pueda ser). Un EPI es un EPI, sólo
el vestuario de protección que ha sido sometido a los procesos de evaluación
del RD 1407/1992 podrá ofrecer valores de niveles de prestación que se
relacionen con los datos obtenidos en la evaluación correspondiente de forma
fiable.
6.
Tres normas para prendas…En caso de tener que
recurrir al EPI para proteger a los trabajadores frente al frío, existen tres
normas que definen requisitos de prestación para las ropas y guantes contra el
frío:
o UNE-EN 14058:2004. Prendas
de protección contra ambientes fríos. Destinadas a ambientes de temperatura
igual o superior a -5 °C con o sin presencia de viento y humedad.
o UNE-EN 342:2004. Prendas
y conjuntos de prendas de protección contra el frío. Destinadas a situaciones
con temperaturas inferiores a los -5 °C.
o UNE-EN 511:2006. Guantes de protección contra el frío.
7.
…y también para calzado. Cuando se
trabaja en el exterior en condiciones climatológicas frías (no extremas) o en
la industria alimentaria, puede seleccionarse calzado de seguridad, protección
o trabajo (normas UNE-EN ISO 20345:2012, UNE-EN ISO 20346:2014 y UNE-EN
ISO 20347:2013 respectivamente), que incorporen la propiedad adicional de aislamiento
frente al frío del suelo, marcada con el código CE.
8.
El frío afecta a otros tipos de EPI. El
comportamiento y las prestaciones de algunos tipos de EPI pueden verse
afectados por las bajas temperaturas, sobre todo aquellos que están destinados
a ofrecer protección frente a impactos mecánicos, debido al incremento en la
rigidez de los materiales constitutivos de los EPI.
9.
Protege también tu cabeza. Aunque los
gorros y cubrecabezas están fuera del ámbito de aplicación de las normas antes
citadas, alrededor del 50% del calor corporal se pierde a través de la cabeza.
Debería usarse un gorro de lana o similar para evitar la pérdida excesiva de
calor.
10. Mejor varias capas de
protección. Las capas de protección proporcionan mejor protección que una única
prenda debido al aire que hay entre las capas. Por otro lado, las múltiples
capas dan la opción de adaptarse a las condiciones de temperatura cambiantes al
poder abrir o quitar alguna capa para evitar una sobreprotección que pudiese
dar lugar a la sudoración. La capa más interna, además de aislamiento debería
permitir retirar la humedad, manteniendo la piel del usuario seca. Además, las
capas adicionales de ropa deberían permitir abrirse o retirarse para evitar la
sudoración. Las chaquetas externas deberían tener elementos de cierre y
abertura en cintura, cuello y puños para ayudar en el control de la cantidad de
calor retenido.
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