Una de las primeras
decisiones que hay que tomar es el lugar físico donde se ubicará. Las consecuencias de
esta decisión son muy importantes, pues condicionan el futuro de la empresa al
no ser posible su modificación en el corto plazo. Los factores son los siguientes:
1) Situación del mercado de trabajo: hay dos factores a tener en cuenta: el coste de la mano de
obra (cuanto más barata sea, mejor para la empresa) y su cualificación, es
decir, los conocimientos que el trabajador posee.
2) Presencia de clientes: como es lógico, las empresas deben
situarse cerca de donde están sus clientes.
3) Competencia: lo mejor sería establecerse en un sitio donde haya poca competencia, aunque esto no es fácil actualmente.
4) Cercanía de materias primas: se hace necesario ubicar la empresa en un lugar cercano a las materias prima que utiliza.
5) Infraestructuras: muchas empresas necesitan situarse en un punto en el que tengan fácil acceso a carreteras, puertos, vías de ferrocarril, etc.
En conclusión, la decisión de donde ubicaremos nuestra empresa debe hacerse con tranquilidad ya que será una de las decisiones más importantes que tomaremos. Una mala ubicación nos podría llegar a obligar a cerrar nuestra empresa o a buscar un traslado a otro lugar, con los enormes costes y molestias que ello supone.
4) Cercanía de materias primas: se hace necesario ubicar la empresa en un lugar cercano a las materias prima que utiliza.
5) Infraestructuras: muchas empresas necesitan situarse en un punto en el que tengan fácil acceso a carreteras, puertos, vías de ferrocarril, etc.
En conclusión, la decisión de donde ubicaremos nuestra empresa debe hacerse con tranquilidad ya que será una de las decisiones más importantes que tomaremos. Una mala ubicación nos podría llegar a obligar a cerrar nuestra empresa o a buscar un traslado a otro lugar, con los enormes costes y molestias que ello supone.
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