4 nov 2017

Según un estudio, en 2020 las personas usarán una media de seis dispositivos informáticos al día solo para trabajar.

Aunque la televisión seguirá dando guerra mucho tiempo (la vemos el doble que en los años cincuenta), es cada vez más minoritaria en relación al resto de dispositivos. Según Nielsen, empresa líder mundial en la medición de audiencias, los norteamericanos pasan más de once horas al día consumiendo comunicación por medio de estos electrodomésticos que han dejado de serlo y llevamos a todas partes. En el trabajo, no hay hora para dejar de mirar el mail y las reuniones presenciales y las llamadas de teléfono ceden espacio ante las conexiones a distancia a través de pantallas por medios como FaceTime, Skype o Hangouts.
Los dispositivos informáticos en el futuro.

Un informe de Citrix citado por Hessel, informa de que en 2020 las personas usarán una media de seis dispositivos informáticos al día... solo para trabajar. No es preocupante solo por la postura que adoptamos y cómo enfocamos la imagen, sino también por algo que no podemos controlar: el tipo de luz. La llamada luz azul ha sido objeto de varios estudios que, muy convenientemente para el rumbo que están tomando nuestras jornadas laborales, hablan de todo tipo de beneficios y hasta de "sanación" por esa franja del espectro luminoso. En un hospital de Boston investigadores concluyeron que "la luz azul mejora los niveles de alerta y atención", tanto de día como de noche.

La energía luminosa y sus efectos en la visión.

Los dispositivos con pantalla modernos emiten lo que llamamos HEV (luz visible de alta energía, por sus siglas en inglés). Puede ser peligrosa para la retina, sobre todo si no se bloquea convenientemente a través de defensas naturales como la lágrima y el buen estado de cristalino y córnea, que van siendo menos eficaces con la edad. Libera más energía de la que nos transmite la luz cálida y constituye uno de los factores por los que pasar tiempo al aire libre es bueno para nuestra salud. La luz azul está también en la naturaleza, pero la proporción que recibimos ahora es mucho mayor, y a largo plazo contribuye a la degeneración macular.
Otra vertiente del asunto es lo que se llama 'estrés de la acomodación'. Lo experimentamos al trabajar con pantallas de visualización de datos. Cambiando continuamente el foco, de papeles a la pantalla, de la pantalla al compañero de al lado y del compañero al teclado, sobrecargamos los músculos del ojo y nos cansamos demasiado. Todo el mundo sabe que debe hacer ejercicio con las piernas o la espalda, pero casi nadie detiene su jornada para ejercitar los ojos.

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